Hace unos cuantos años que me dedico a vender frutas y verduras y durante todo ese tiempo he oído una frase que suele repetirse de vez en cuando por parte de algún cliente cuando un producto le parece demasiado caro: “aala, si es más caro que el jamónn…”. A veces cambian el jamón por el lechazo -muy típico en Palencia- pero coincidiendo en la carne como alimento de referencia en cuanto al precio se refiere. No seré yo quien discuta las preferencias de las personas a la hora de elegir sus alimentos, más aún cuando sobre gustos, como dice el refrán, no hay nada escrito, ya que lo que para uno es un manjar, otro no lo puede ni ver. Pero sí me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre este hecho porque me parece curioso.
La comida, entendido el término de manera general, representa, sobretodo a la hora de la comida y la cena, mucho más que el hecho de alimentarse, puesto que se trata de un acontecimento social. Aún siendo algo cotidiano, no pierde ni un ápice de su significación, y otras veces adquiere un valor mayor cuando se trata de eventos especiales en fechas concretas. Reunirse a comer o a cenar con la familia, con amigos, compañeros o cualquier otro grupo, supone no solo la degustación de los platos que se sirvan sino un momento de agradable comunicación. En esos instantes, la comida deja de ser un producto para convertirse en una excusa; deja de ser nuestro alimento y hace de nexo de unión. No solo nos estamos alimentando, recuperando energía gastada y acumulando nueva, sino que estamos disfrutando de compañía; nos estamos relacionando y, además, cada alimento se presta a un momento determinado de la tertulia. Así el jamón puede ser un buen entrante y el melón un buen postre. O juntos, un estupendo primer plato.
Por otro lado, es indudable que damos más valor a unos alimentos que a otros, del mismo modo que hacemos con cualquier otro bien material. El valor de los alimentos es una cosa y su precio, otra. Vemos entonces como ciertos productos son más apreciados por una mayoría, -como ocurre con el jamón o el lechazo-, y aunque, por lo general, son más caros que las frutas, se dice la citada expresión “es más caro que el jamón” como “protesta” ante el precio de la fruta que le ha parecido cara al cliente. ¿Es mejor el jamón que la fruta? Es distinto. Habrá quien prefiera pagar por unas fresas fuera de temporada el doble de lo que cuesta un jamón porque tienen más valor para esa persona, y probablemente sigan teniendo más valor para ella, siendo su precio inferior. Es una cuestión de gustos y también de preferencias alimenticias. Mencionar la carne como muestra de lo que debe ser caro o asumir que la fruta debe ser barata responde a mi juicio a una cultura económica antigua pero que se mantiene actualmente y que encuadra a la carne en el grupo de los alimentos de lujo.
Por lo general, la carne cuesta más dinero que la fruta, pero eso únicamente define su valor monetario, no su valor nutricional o su valor como producto. Si alguien comiese jamón a diario lo más probable es que llegara a hartarse y deseara prepararse una rica ensalada o comerse un melón sin más. Las frutas, las verduras y las legumbres son más importantes para nuestra alimentación que la carne. Habrá quien discrepe, pero el ser humano puede prescindir de la carne en su alimentación y nadie puede tener buena salud comiendo únicamente carne. En cambio, sí puede tener una buena salud comiendo únicamente frutas, verduras y legumbres. Pero como, bajo mi punto de vista, tampoco es cuestión de ser radical, una alimentación equilibrada deberá proveer los componentes principales que necesitamos y deberá incluir una mezcla de varios tipos de alimentos.
Hay una cuestión más a tener en cuenta: las frutas pueden -y es conveniente- comerse a diario, y la carne es recomendable que no supere los dos días a la semana. Afortunadamente, el bajo precio de las frutas hace que esto sea posible, pero tengamos en cuenta que hay frutas que son caras del mismo modo que hay carnes que son baratas. Otro día hablaremos sobre algunos factores que influyen en el precio de las frutas. ¿Qué opinas al respecto?
A tener en cuenta para quienes prefieren el jamón al melón.
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