Dice el refrán: «Donde no hay mata, no hay patata.»
Afortunadamente hay mata, así que hoy presentamos a una de las reinas de la alimentación mundial: la patata. Este tubérculo de la planta de papa o patata es originario de Sudamérica y constituye uno de los alimentos principales del ser humano. Conocida y reconocida por todos como base de una gran cantidad de platos o como complemento -siempre importante- en tantos otros, su promiscuidad culinaria no tiene fin, y su larga existencia desde hace 7 mil años hasta nuestros días en prácticamente todos los rincones del mundo, no tiene visos de terminar. Es, sin duda, uno de los hijos de la tierra que más nos acompaña en la mesa y más placer da a nuestro paladar.
La patata cultivada fue descubierta por los españoles en Colombia en 1.537 y se cree que fue traída desde Perú a España en 1.554 como una curiosidad que más tarde sería convertida en alimento básico debido a la necesidad de la época. Lo que en su momento tuvo poca aceptación en varios países europeos, sobretodo por las clases altas, terminó siendo altamente apreciado. A este respecto cabe mencionar al farmacéutico y gastrónomo francés Antoine Parmentier, quien hizo popular a la patata en la Francia de finales del siglo XVIII, defendiéndola como alimento, logrando eliminar las leyes que prohibían su cultivo e, incluso, ofreciéndola como novedad en sus banquetes. A día de hoy, el cultivo de la patata en el mundo solo es superado por el trigo, el arroz y el maíz.
Es una planta que se da en climas templados-fríos siendo China el mayor productor mundial seguido de Rusia. Aunque entre estos dos se guisan y comen la parte mayor del pastel, también cultivamos patatas en Palencia; no vamos a ser menos. Porque a todos nos gustan las papas y, como somos europeos y Europa es quien más las consume de todo el mundo, siempre tendremos en la mesa una patata frita y un par de huevos para demostrarlo. Son tantas las formas de comerla que podría hacerse un libro sobre ello, pero mencionemos algunas principales del país. Por ejemplo, la tortilla de patata es un icono nacional de la gastronomía, amada tanto por los españoles como por todos aquellos que han tenido el placer de disfrutarla. La patata frita es el mejor acompañante de carnes y pescados y la simple patata cocida con sal colma las expectativas de quien busca saborear la sencillez del campo y calmar su apetito. Revuelta con huevos, mezclada con mayonesa, acompañada de chorizo o enredada entre vegetales en una ensalada, la patata es la protagonista de la mesa.
Existen multitud de variedades. Algunas de las más consumidas en la zona son Agria, Jaerla, Baraka, Monalisa y Spunta, y aunque últimamente se ha puesto de moda clasificarlas para la venta como patata para freír o para cocer, lo cierto es que todas sirven para todo y esa clasificación tiene más bien motivos comerciales. Las mayores diferencias que se pueden encontrar a la hora de cocinar dependen de la temporalidad de algunas variedades -siendo normalmente preferible consumir las patatas viejas antes que las nuevas “recién llegadas”- y de la calidad de la cosecha.
Que nunca nos falte la papa, esa patata sabrosa y nutritiva; la revoltosa de cazuelas y sartenes que alegra la cocina, sacia el estómago y colma el paladar.
Recomendada para quienes tienen frío en las manos.
Referencias: Wikipedia.
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