Comprar fruta lo hacemos todos, pero ¿lo hacemos bien? Si te interesa saber sobre el grado de madurez de una fruta, desconoces que las apariencias engañan o quieres saber, entre otras cosas, cómo se aprecia una buena relación calidad-precio, este artículo te interesa. Te proponemos una serie de consejos para que elijas lo más adecuado para ti cuando vayas a comprar fruta y verdura. Personalmente, si no sé cómo comprar algo, me dejo aconsejar, me informo, o hago ambas cosas; te invitamos a que hagas lo mismo.
«Comprar fruta: 6 consejos para una elección perfecta» se dividirá en cuatro partes que contendrán lo siguiente:
- El aspecto.
- El grado de madurez.
- El origen del producto.
- El precio y la calidad.
- La colocación del producto.
- La profesionalidad del tendero.
En esta primera parte hablaremos sobre el aspecto, dejando el resto del contenido para las sucesivas entregas. Empecemos.
En ocasiones no tenemos muy claro cómo comprar fruta o, al menos, algunas variedades de fruta o verdura. Ya sea porque desconocemos el producto en cuestión o no discernimos correctamente el grado de madurez u otras características, lo cierto es que podemos tener dudas a la hora de elegir. Lo ideal es dejarse aconsejar por el profesional, pero es bueno también tener ciertos conocimientos para hacer una compra más acorde a lo que queremos. Vamos a ver unas cuantas claves que pueden serte de utilidad.
El aspecto.
Antes de comprar cualquier alimento fresco es necesario observar en qué estado se encuentra. Pero en el caso de la fruta no debemos engañarnos, porque muchas frutas pueden presentar un aspecto poco agradable a la vista y ser de una calidad excelente. De hecho, algunas son más sabrosas si son feas o asimétricas. Veamos esto con más detenimiento.
Las frutas y verduras en su punto óptimo de madurez conforman un escenario visualmente muy atractivo cuando se muestran en conjunto. Una exposición adecuada en el escaparate, una cesta o el frutero de casa bien provisto, convierten un alimento en objeto decorativo. La cuestión es definir, por un lado, cuál es el punto óptimo de madurez de una fruta y por otro, tener en cuenta que la presencia que observamos en algunas variedades es fruto de un tratamiento particular.
Considerando lo anterior, vamos a elegir nuestras frutas. Observaremos primero si el aspecto general de lo que vamos a comprar es bueno, teniendo en cuenta lo siguiente:
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La piel ha de tener cierta tersura.
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El color debe tener cierta uniformidad acorde al tipo de fruta (eso indica una maduración homogénea de toda la pieza y ausencia de golpes y «picaduras»).
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No debe existir deterioro importante en la superficie.
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La fruta no debe estar “picada” (con una parte podrida).
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Que no exista moho en alguna parte de la fruta.
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No escoger las frutas que estén soportando un peso excesivo debido a su colocación.
Como esto no son reglas sagradas, vamos a hacer algunas puntualizaciones:
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Cuanto más tersa está la piel más verde está la fruta, pero una fruta con la piel arrugada puede estar perfectamente sana y ser la adecuada para quien prefiera mayor dulzor o más conveniente para cocinar si se trata de ciertas hortalizas.
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Pequeños deterioros en la superficie pueden no ser importantes; de hecho, la mayoría de las veces no lo son. Estos deterioros se producen frecuentemente por el roce de unas frutas con otras -normalmente con el rabo de otra fruta- , por el roce con la caja, por una manipulación errónea del frutero o por permitir que sean los clientes quienes se sirvan. Es habitual, por ejemplo, ver en una pera la marca del rabo de otra pera. Esto no significa que la pieza esté estropeada. Ahora bien, una marca similar en una cereza puede ser más importante debido a su menor tamaño.
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Si la fruta está un poco picada -tiene una parte que se ha estropeado- no debería estar junto con el resto sino apartada para no contaminar a las demás piezas. Esta fruta es muy adecuada para quien le guste muy madura o vaya a hacer mermeladas, teniendo en cuenta que su duración será inferior al resto y que tendremos que eliminar la parte «contaminada». Si nuestros gustos van por ahí, podemos aprovechar este tipo de productos para obtener un buen precio.
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Muchos tipos de fruta se colocan en montones, lo que supone que las piezas que están en la parte inferior están soportando el peso del resto. Si el montón es grande, se trata de frutas cuyo peso por unidad es grande (como los melones y sandías) y permanecen en ese estado bastante tiempo, las que están en la parte inferior tienen que soportar ese peso que puede provocar algunos deterioros. Normalmente no tiene importancia porque con la adecuada rotación del género se irán sustituyendo unas piezas por otras, pero no está de más echar un vistazo cuando nos atiendan.
Otras consideraciones:
Las apariencias pueden engañar así que tengamos en cuenta una regla que normalmente es válida: las frutas y verduras más feas (asimétricas) son las más sabrosas. Si queremos un tomate, escojamos el más retorcido. Si nos apetece una manzana, elijamos aquella con forma menos redondeada. Esto, sin embargo, no es tan aplicable a los melones y sandías y tampoco significa que esas piezas tan bonitas que vemos no sean de gran calidad.
Hasta aquí la primera parte de los consejos para comprar fruta. En la segunda parte hablamos del grado de madurez y el origen del producto. Y tú, ¿qué criterios sobre el aspecto utilizas para elegir tus frutas y verduras?
Recomendado para quienes no se conforman únicamente con un catálogo.
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